jueves, 19 de mayo de 2016

El principio del Mayor Bien.

Una de las virtudes más grandes de un empresario es su determinación para emprender y acometer asuntos, pero esto también puede ser una debilidad a la hora de elegir el rumbo.

La Palabra de Dios nos enseña que “cuando no hay visión el pueblo se extravía” (Pro 29:18) por eso la mayoría de los consultores empresariales consideran que uno de los puntos más importantes para el éxito es la capacidad de mantenerse enfocado.

Por lo tanto, la fuerza y la contundencia serán determinadas por la persistencia en el enfoque. Mientras que uno de los mayores enemigos es la distracción que   proviene cuando se presentan delante de las personas otras opciones,  o nuevos proyectos que pueden parecer muy atractivos y adecuados.

¿Cómo podemos ponderar hacia dónde debemos enfocarnos?
¿Qué cosas me pueden ayudar a enfocarme en lo más adecuado para mi persona, empresa o ministerio?

1.    Lo primero que debes hacer.

Es muy  bueno oír sugerencias sobre lo que podemos hacer.  Sin embargo  lo primero que siempre debemos hacer: es  pedir la dirección a Dios.

Dios nos creó con el propósito de tener alguien con quien desarrollar  sus planes e ideas.  Aunque nos cueste trabajo creerlo, Él siempre está esperando ser invitado a nuestros proyectos para hacerlos grandes y perfectos.  El problema es que muchas veces estamos acostumbrados a caminar solos y a confiar más en nuestras fuerzas, aunque éstas sean pequeñas, que en el gran poder y sabiduría de Dios.

En virtud de lo anterior, lo más importante es pararnos en la siguiente promesa de Dios:
Salmo 32.8 (NVI)
8 El SEÑOR dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti.

Hay que permitirle al Señor que nos enseñe, afine nuestro  oído espiritual para poder identificar su consejo, dirección e instrucciones muy precisas en los momentos cruciales.

2.    El ejemplo de Cristo

Por otro lado la manera más segura de elegir el punto hacia dónde debemos enfocarnos es seguir el ejemplo de Cristo.

Cuando tenemos proyectos e ideas en la cabeza y opciones por las cuales decidir,  ¡imaginémosle a Él!, que es la inteligencia más grande que existe.

Jesús no sólo tiene muchas opciones sino que tienen la capacidad para atender todas sin distraerse. Sin embargo Él estableció un proyecto y decidió comprometerse cien por ciento con él, porque su proyecto se llama: “El Establecimiento del Reino de los Cielos en la Tierra.”

Cristo se hizo hombre por causa de este proyecto, dejó su trono y sus privilegios y durante 33 años, estuvo en la Tierra, trabajando para establecer las bases que proporcionaron el éxito del establecimiento de un Reino perfecto en un mundo imperfecto; al final tuvo que ser cargado con nuestros pecados, morir en nuestro lugar, para resucitar al tercer día y obtener todo el poder y la autoridad que se necesitaban para garantizar el éxito del mismo.

Por eso El declaró:
Mateo 6.33 (NVI)
33 Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas.

Si Jesús optó por el enfoque, ¿no sería sabio que nosotros también lo hiciéramos?

3.    Cristo y los negocios


Mucha gente dice: ¿Puede Cristo, que nunca hizo negocios, ser mi pauta para los negocios?

Primero que nada Jesús se crio en el entorno de una empresa familiar, su padre terrenal era carpintero, que en realidad correspondía a lo que en nuestra época llamamos constructor y Él también lo fue hasta que comenzó su ministerio a los 30 años.

Por otro lado fue Jesús quien estableció la plataforma para que existieran los negocios. El  entorno económico existe porque Jesús así lo dispuso y son sus principios  los que están escritos básicamente en el Antiguo Testamento. Así como son los responsables del éxito económico de los judíos y los que nos enseñan las pautas para el extraordinario funcionamiento de todas las empresas.

Por último Cristo es el fundador y Director, que también se le llama Rey, de la Empresa más grande en el Universo: El Reino de los Cielos en la Tierra.

¿De veras pensamos que no nos puede enseñar de negocios?

Por lo tanto podemos hacer  de Jesucristo el Empresario Modelo y e invitar al Espíritu Santo a ser nuestro Coach personal en los negocios.

4.    La elección de Cristo

¿Qué fue lo que determinó la elección de Cristo?
¿Qué principio actuó para que Jesucristo decidiera enfocarse en este proyecto?
¿Cómo decide un Empresario con Biblia su punto de enfoque?

Cristo decidió y decide siempre por el principio del Mayor Bien.
¿Qué quiere decir esto? Que de todas las cosas que podemos hacer, hay algunas que van a producir un mayor beneficio que otras. No necesariamente serán las más placenteras o en las que estás más entusiasmado. Son las cosas que, de acuerdo con tu diseño y las circunstancias, van a producir la mayor cantidad de cosas buenas posibles.
Este criterio fue el que permitió que en algún instante de la Eternidad, Dios, decidiera crear al ser humano y todo el proyecto del Reino de los Cielos en la Tierra, porque de todo lo que Él podía hacer, este proyecto es el que más provecho traería a los más seres humanos posibles. Y lo cierto es que tú y yo y muchísimos más hemos sido beneficiados con esta determinación de nuestro Gran Dios.

Así es como definimos el Principio del Mayor Bien:
De todas las cosas que se tienen que hacer, en lo que nos tenemos que enfocar es en lo que va a producir mayor beneficio en todas las esferas de influencia.

¿Cuáles son esas esferas de influencia? Y ¿Qué debemos considerar?

En la esfera económica, debemos considerar en qué lugar somos más hábiles  para generar recursos económicos, para el Establecimiento y Avance del Reino de los Cielos en la Tierra.

En cuanto a lo social, es importante movernos hacia donde nuestros dones y talentos van a beneficiar al mayor número de personas.

En cuanto al ámbito espiritual, debemos ubicarnos en el lugar donde podemos cumplir con nuestra Misión en la vida.

Mientras que no debemos descuidar el aspecto familiar. Así que el lugar de Mayor Bien tiene que empezar por traer bienestar a nuestra familia y puede ser también un lugar en donde sus miembros puedan desarrollarse sanamente.

Y en cuanto a área profesional, es muy importante enfocarnos en el lugar en donde somos únicos, por lo tanto somos altamente eficaces.


En conclusión:
¿En qué voy a enfocar todos mis esfuerzos y todos mis recursos?
En aquello que produzca los mejores beneficios: a este mundo en el que vivo, a las personas a las que puedo afectar, al establecimiento y avance del Reino de los Cielos en la Tierra y a la construcción de un patrimonio para la eternidad, o sea, lo que Jesucristo definió como Tesoros en el Cielo.






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