viernes, 19 de febrero de 2016

Tú eres de los que ves o de los que hacen la TV


Hace tiempo en una conferencia escuché esta declaración: “la gente pobre ve la televisión, la gente rica la hace”, y no ha dejado de dar vueltas en mi cabeza este pensamiento.


Si tú vas a un partido de fútbol, son unos cuantos los que realizan el partido mientras que son muchos los que lo ven, si vas al teatro unos cuantos son los que trabajan para realizar la obra, mientras que muchos solamente la ven, y que hablar del cine, la televisión y ahora todo lo que recibimos a través del Internet.

Esto nos permite ver que es mucho más fácil ser un espectador en esta tierra que ser un protagonista o sea estar sentado dispuesto a recibir algo que estar en acción produciéndolo. En realidad el sistema está hecho para que tú seas un espectador y es a esto, a lo que todo empresario se rebela.

En este aspecto, un empresario es un revolucionario, es alguien que viene a hacer algo que nadie está dispuesto o que nadie se atreve, como cuando David  tomo la iniciativa de enfrentar a Goliat.

1º Samuel 17.1–11, 16 (NVI)
1 Los filisteos reunieron sus ejércitos para la guerra, concentrando sus fuerzas en Soco, pueblo de Judá. Acamparon en Efesdamín, situado entre Soco y Azeca. 2 Por su parte, Saúl y los israelitas se reunieron también y, acampando en el valle de Elá, ordenaron sus filas para la batalla contra los filisteos. 3 Con el valle de por medio, los filisteos y los israelitas tomaron posiciones en montes opuestos. 4 Un famoso guerrero, oriundo de Gat, salió del campamento filisteo. Su nombre era Goliat, y tenía una estatura de casi tres metros. 5 Llevaba en la cabeza un casco de bronce, y su coraza, que pesaba cincuenta y cinco kilos, también era de bronce, 6 como lo eran las polainas que le protegían las piernas y la jabalina que llevaba al hombro. 7 El asta de su lanza se parecía al rodillo de un telar, y tenía una punta de hierro que pesaba casi siete kilos. Delante de él marchaba un escudero. 8 Goliat se detuvo ante los soldados israelitas, y los desafió: «¿Para qué están ordenando sus filas para la batalla? ¿No soy yo un filisteo? ¿Y no están ustedes al servicio de Saúl? ¿Por qué no escogen a alguien que se me enfrente? 9 Si es capaz de hacerme frente y matarme, nosotros les serviremos a ustedes; pero si yo lo venzo y lo mato, ustedes serán nuestros esclavos y nos servirán.» 10 Dijo además el filisteo: «¡Yo desafío hoy al ejército de Israel! ¡Elijan a un hombre que pelee conmigo!» 11 Al oír lo que decía el filisteo, Saúl y todos los israelitas se consternaron y tuvieron mucho miedo......16 El filisteo salía mañana y tarde a desafiar a los israelitas, y así lo estuvo haciendo durante cuarenta días.

Durante 40 días, todo el pueblo de Israel estuvo paralizado y evidentemente estancado económicamente debido a una dificultad enorme que se llamaba Goliat. En la Biblia el numero 40 representa cambio de un período a otro. Esto quiere decir que el pueblo por lo general tiende a ser espectador, siempre están esperando que alguien haga las cosas y toda la vida permanecen en la misma condición, el progreso no es el resultado de anhelar cosas, sino de intentarlas,  hacerlas.

Fue David quien dijo al propio rey Saúl: ¡Nadie tiene por qué desanimarse a causa de este filisteo! Yo mismo iré a pelear contra él.

Las cosas nunca cambian cuando nosotros estamos viendo, las cosas cambian cuando nosotros nos movemos y hacemos, es obvio que esto fue lo que hizo de David un hombre extraordinario, un rey único y alguien de quien Dios hablaba. David era un emprendedor y siempre tomaba la iniciativa para hacer las cosas.

Creo que una costumbre que un emprendedor haría bien en cultivar, es el preguntarse cada día: ¿qué es lo que voy a hacer hoy para que mis proyectos avancen?, ¿qué voy a producir? Y al término de la jornada, en la quietud del descanso nocturno, examinar su corazón y revisar lo largo del día qué cosas productivas hizo y preguntarse: ¿fui hoy un productor o simplemente un televidente?

El avance no es el resultado de la casualidad sino de la determinación de emprender y perseverar cada día.

Proverbios 14.23 (NVI)
23 Todo esfuerzo tiene su recompensa,
pero quedarse sólo en palabras lleva a la pobreza.




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