Hace varios años a un amigo y a mí nos ofrecieron un buen negocio con una gran empresa, aunque yo no era creyente en aquel entonces consideré que no era prudente entrar porque no contaba con la experiencia adecuada, sin embargo mi amigo entro,
y desde luego nunca se le ocurrió consultar al Señor al respecto, en las dos primeras oportunidades ganó muy buen dinero pero en la tercera perdió más que todo lo que había ganado en las anteriores y prácticamente quedó en la ruina.
Una de las maneras más rápidas de crecer son las
oportunidades, PERO también puede ser una de las maneras más rápidas de ir a la
quiebra.
Proverbios 21.5 (NVI)
5 Los planes bien
pensados: ¡pura ganancia!
Los planes
apresurados: ¡puro fracaso!
¿Podemos tomar
todas las oportunidades que se nos presentan?, ¿En realidad toda oportunidad es
lo que parece o en ciertas ocasiones puede ser una trampa?
Lo que para algunos
es un problema, para los empresarios es una oportunidad, el asunto está en que
no todas las oportunidades que se nos presenten debemos aprovecharlas o posiblemente
no sea el tiempo adecuado para tomarlas.
¿Cómo sabemos qué
oportunidades podemos aprovechar y cuáles no?, Veamos lo que el rey David nos
enseña mientras estaba consolidando su reinado.
1º Crónicas 14.8–17 (NVI)
8 Al enterarse los
filisteos de que David había sido ungido rey de todo Israel, subieron todos
ellos contra él. Pero David lo supo y salió a su encuentro. 9 Ya los filisteos
habían incursionado en el valle de Refayin. 10 Así que David consultó a Dios:
—¿Debo atacar a los filisteos? ¿Los entregarás en mi poder? —Atácalos—le
respondió el SEÑOR—, pues yo los entregaré en tus manos. 11 Fueron, pues, a
Baal Perasín, y allí David los derrotó. Entonces dijo: «Como brecha producida
por las aguas, así Dios ha abierto brechas entre mis enemigos por medio de mí.»
Por eso a aquel lugar lo llamaron Baal Perasín. 12 Allí los filisteos
abandonaron a sus dioses, y éstos fueron quemados por orden de David. 13 Los
filisteos hicieron una nueva incursión y se desplegaron por el valle. 14 Así
que David volvió a consultar a Dios, y él le contestó: —No los ataques de frente,
sino rodéalos hasta llegar a los árboles de bálsamo, y entonces atácalos por la
retaguardia. 15 Tan pronto como oigas un ruido como de pasos sobre las copas de
los árboles, atácalos, pues eso quiere decir que Dios va al frente de ti para
derrotar al ejército filisteo. 16 Así lo hizo David, tal como Dios se lo había
ordenado, y derrotaron al ejército filisteo desde Gabaón hasta Guézer. 17 La
fama de David se extendió por todas las regiones, y el SEÑOR hizo que todos los
pueblos le tuvieran miedo.
Aquí el rey David nos enseña cómo siendo él un emprendedor,
identificó inmediatamente que este ataque no era más que una buena oportunidad
para vencer a sus oponentes filisteos y hacerse de un buen botín, sin embargo,
David con ese corazón conforme a Dios, no permite que su camino lo determinen
las oportunidades sino la dirección misma de su Señor, así que antes de dar
cualquier paso en pos de esa posible victoria consultó al Señor y aun cuando
obtuvo esa victoria y se volvió a presentar la oportunidad, no se confió, sino
que volvió a consultar al Señor y recibió la instrucción adecuada porque este
otro desafío requería de otro tipo de estrategia.
A los empresarios nos encantan los retos, sobre todo cuando
vemos que hay buenas posibilidades para nosotros, pero si no aprendemos a
consultar al Señor antes de emprender cualquier asunto, una buena oportunidad
se podría convertir en un gran desastre o viceversa.
Proverbios 3.5–6 (NVI)
5 Confía en el SEÑOR
de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. 6 Reconócelo en todos tus
caminos, y él allanará tus sendas.
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