Esta es una de las grandes preguntas de todo empresario.
Invertir es convertir el gasto en patrimonio, esto en el mundo es muy claro y hay infinidad de opciones, PERO para nosotros hay una extraordinaria opción y esta es: Invertir en el Avance del Reino de los Cielos en la Tierra.
Uno de los hombres de mayor éxito en la Biblia, es el rey David. Él vivió en un época distinta donde las empresas no eran productivas o de servicios sino militares, de tal manera que todo el avance empresarial tenía que ver con eficacia militar y los resultados de su empresa se medían en base a las conquistas y los recursos obtenidos de los botines recolectados en cada victoria. En este sentido el rey David fue un empresario extremadamente exitoso, que no solo obtuvo grandes victorias y se hizo de muchos países que le pagaban tributo, sino que también llegó a acumular un gran tesoro, valuado en muchos millones de dólares al final de su vida.
Criticado muchas veces y malentendido por eso, David permaneció firme en su propósito de acumular ese gran tesoro y la gente llegó a decir de él que se enriquecía a causa del sufrimiento del ejército y del pueblo. Sin embargo, al llegar al final de su vida, reveló para qué había acumulado tal cantidad de recursos.
1º
Crónicas 22.7–17 (NVI)
7 David le dijo a Salomón: «Hijo mío, yo tenía la
intención de construir un templo para honrar al Señor
mi Dios. 8 Pero el Señor
me dijo: “Ante mis propios ojos has derramado mucha sangre y has hecho muchas
guerras en la tierra; por eso no serás tú quien me construya un templo. 9 Pero tendrás un hijo que será un hombre pacífico;
yo haré que los países vecinos que sean sus enemigos lo dejen en paz; por eso
se llamará Salomón. Durante su reinado, yo le daré a Israel paz y tranquilidad.
10 Él será quien me construya un templo. Él será para
mí como un hijo, y yo seré para él como un padre. Yo afirmaré para siempre el
trono de su reino en Israel.” 11 »Ahora, hijo mío, que el Señor tu Dios te ayude a construir su templo, tal como te lo
ha prometido. 12 Que te dé prudencia y sabiduría para que, cuando
estés al frente de Israel, obedezcas su ley. Él es el Señor tu Dios. 13 Si cumples
las leyes y normas que el Señor le
entregó a Israel por medio de Moisés, entonces te irá bien. ¡Sé fuerte y
valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! 14 »Mira, con
mucho esfuerzo he logrado conseguir para el templo del Señor tres mil trescientas toneladas de oro, treinta y tres
mil toneladas de plata y una incontable cantidad de bronce y de hierro. Además,
he conseguido madera y piedra, pero tú debes adquirir más. 15 También cuentas con una buena cantidad de obreros:
canteros, albañiles, carpinteros, y expertos en toda clase de trabajos 16 en oro, plata, bronce y hierro. Así que, ¡pon manos
a la obra, y que el Señor te
acompañe!» 17 Después David les ordenó a todos los jefes de
Israel que colaboraran con su hijo Salomón.
David había pedido la oportunidad de construir el Templo, pero el Señor se la negó.
¿Tú como te sientes cundo te niegan la oportunidad de participar en algunas cosas en tu Iglesia?
David no se ofendió, ni tampoco se desanimo sino apreció la oportunidad de participar en lo que le tocaba y eso hizo. Aportó todas las ganancias que había reunido para financiar la construcción del Templo de Jerusalén que nunca vería.
Seguramente esta fue una de las razones por las que se daba testimonio de David que tenía un corazón conforme a Dios.
La Iglesia es un cuerpo y unos hacen unas cosas y otros miembros hacen otras, si Dios te ha dado el privilegio de generar recursos, siembra una parte importante de ellos en la mejor inversión que existe: El avance del Reino de los Cielos en la Tierra.
Que el Señor te prospere mucho más allá de lo que puedas pensar o imaginar.
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